martes, 28 de marzo de 2017

Dimensiones criticas


Este cambio de paradigma, que nos aporta grandes posibilidades en lo social y en lo educativo, también tiene dimensiones negativas y poderosamente contradictorias.

La tecnología de la información nos proporciona, por lo general, información abundante de poca calidad y no ofrece ningún guía intelectual ni moral sobre qué información seleccionar y evaluar.

Otros autores plantean que el uso de las nuevas tecnologías está provocando la aparición  de dos nuevas clases  sociales en la sociedad  de la información: personas que poseen  información y aquéllas que no la poseen.

En la mayoría de los casos, concluyó los ordenadores sencillamente perpetúan un sistema educativo de dos niveles, para ricos y para pobres.

El problema es de cada vez más los recursos tecnológicos y comunicativos que se generan van concentrándose en manos de unas pocas poderosas multinacionales que se están convirtiendo en los amos de la nueva sociedad informatizada.

La propiedad de los medios de comunicación de masas televisión, radio, prensa se concentra cada vez más en menos manos.







Promueven el autoritarismo


Lo que está ocurriendo es una nueva forma de seguir educando en el autoritarismo. Esta nueva forma se disfraza de modernismo o plenetarismo, El plenetarismo cultural nos presenta guerras y nos convencen de que son el último recurso, que son necesarios.

Alguien puede afirmar por ahí que nos obligan ni a comer, ni a vestir, ni pensar o actuar como actuamos. Sin embargo, ¿existen alternativas?, ¿ renemos posibilidades para escoger,  decidir  u optar? Aunque no parezca que nos fuerzan o que  nos fuerzan o que son autoritarios con nosotros, hay una violencia terrible  contra los usuarios. Hay imposición  y eso es autoritario.


Evaden de la vida real
Sumergidos de los bytes, los navegantes del ciberespacio corren el riesgo de ignorar lo que ocurre a su alrededor. La inmersión absoluta en la red puede convertirse en la absorción de la realidad virtual.
Diferencia hay entre quienes jamás han ido al campo y quienes viven en él, o entre quienes a diario necesitan cruzar un río para llegar a su escuela y quienes sólo ven los ríos en la pantalla de su computadora o su televisor.


Proponen la onda de lo rápido, de lo fresco, de lo “cool”
La velocidad demanda inmediatez cambia la noción de obsolescencia. Todo envejece más rápidamente. La información circula a espasmo de vértigo. Se valora lo nuevo y fresco, lo que es y está cool.











Entre integrados y apocalípticos
Ante las nuevas tecnologías escuchamos, por unja parte, a los integrados usando la ya clásica distinción de Umberto Eco que pone las esperanzas de solución de los problemas en una aceptación, a veces poco critica, de las nuevas tecnologías y, por otra, a los apocalípticos que ven, en lo nuevo un peligro de destrucción de los valores consolidados.

 Las nuevas tecnologías se están imponiendo en la sociedad no pasara mucho tiempo y ya dejaremos de utilizar el adjetivo nuevas para calificarlas. 

Las tecnologías, viejas o nuevas, deben estar siempre al servicio del ser humano, a disposición de su desarrollo personal y su crecimiento como ser social.


La prudencia, virtud para la acción
La prudencia que no debe confundirse con cobardía, que muchos pretenden disfrazar de prudencia es un valor necesario en estos tiempos de desmedido desarrollo tecnológico y acceso a la información.

Aristóteles y Santo Tomas de Aquino clamaban que la prudencia no solo trata de lo universal, sino debe conocer también lo singular. Un lema muchas veces repetido afirma. Teoría sin práctica, utopía práctica sin teoría, rutina.

En cierto sentido, la prudencia ayuda conocer el futuro a través del presente del pasado, lo que se lleva a cabo en buena medida por educación, pero no sería completa virtud si se limita a una mera contemplación inactiva.







Capacidades a desarrollar para ser prudentes

·         Saber distinguir entre lo que sucedió y lo que dice la gente que sucedió.
·         Saber distinguir entre lo que es importante y lo que no lo es.
·         Saber buscar bien la información que me permitirá decidir correctamente.
·         Saber analizar las consecuencias de algo que van a decidir.
·         Saber conocer y controlar mis emociones para ver con serenidad la realidad.